Las vecinas

Dos mujeres sobreviven a un exterior que desconocen. La rutina, el miedo al afuera, la espera de quien no llega a su encuentro, generan un desvarío en los personajes donde pierden el control del tiempo y la palabra. El despojo de los objetos, del espacio y de ese mundo incierto las enfrenta a la realidad de que a pesar de todo solo se tienen a ellas mismas. El juego es el medio para resistir, para no salir, para no ser vulnerables. En sus diálogos hacen referencia a su pasado, al mundo que conocieron, a lo que detestan. Las vecinas son mujeres en un mundo absurdo, donde la única realidad es el vínculo entre ellas y un juego que nunca llega a su fin. El texto, con una profunda inclinación hacia la perspectiva de género, recorre la profundidad psicológica de cada personaje, con una mirada oscura a un contexto futurista, anclado en un pasado doloroso. Las vecinas, las últimas mujeres, intentan permanecer en un mundo apocalíptico, donde el afuera no es seguro para ellas, ni para cualquier mujer, si es que todavía existen otras.