La persistencia de las últimas cosas + El fin contrario a su naturaleza
Últimas cosas. Fin. Hay algo terminal insertado en el título de ambas obras. El amor como experiencia terminal, en coma, vegetativo. Por la propia composición física y química de dos cuerpos siempre transitando la corrupción, los vínculos son zonas de peligro donde todo debe salir mal. Y así sucede. En cada movimiento de la maquinaria teatral los personajes vuelven y vuelven a perder pero nunca agotan sus estrategias. Cada función es arrojarse a un destino recurrente. Sucede en los dos fragmentos separados en el tiempo por sus respectivas fechas de estreno. Sin embargo el flujo de la temporalidad se vuelve homogéneo por la presión del observador. Estas dos obras terminales son una sola. El amor es uno solo siempre. Tomando prestado nuestro propio trabajo ubicamos sin cortes ni interrupciones a La Persistencia de las últimas cosas y a El fin contrario a su naturaleza en el centro de un galpón de trastos infames y de objetos valiosos del arte contemporáneo mundial. No hay metáfora mejor: la soledad del personaje abandonado que ve en el espacio cotidiano un museo de su propia existencia discontinua. Inocentes de las lecturas puestas en juego y culpables de nuestra arbitrariedad, este ejercicio teatral nos fuerza a pensar lo teatral como intervención, como atentado.
Grindhouse teatral. Continuado vertiginoso de dos piezas que se debaten alternadamente, tanto lo teatral como lo afectivo entre la diferencia y la repetición.
Clasificaciones: Teatro, Adultos
- EL GATO VIEJO (2017)