La primera imagen que surge a partir de esta obra es la de sistema, un todo conformado por diferentes elementos que se relacionan entre sí y que dependen unos de otros para funcionar de forma correcta. Estos engranajes están atravesados por un mismo discurso, siendo éste el encargado de energizar la maquinaria. Para que este mecanismo preciso, perfecto y acabado funcione hay cuatro piezas fundamentales, el titiritero, los medios de comunicación, la familia y el sujeto.
El titiritero, representado por un DJ, será quien active la maquinaria. La música, símbolo del poder, será la encargada de mover y detener los cuerpos. A través de ella, el titiritero podrá controlar las acciones, pensamientos y discursos de los demás engranajes.
Los medios masivos de comunicación, serán los encargados de difundir los miedos de turno, vender las soluciones a esos mismos miedos y esparcir los valores morales y éticos. Este engranaje está representado por una pareja de periodistas que lucharán entre su deber como comunicadores y sus problemas amorosos.
La repetición del discurso, se verá reflejada en la familia, célula básica de la sociedad. Dos hermanos distanciados durante un tiempo, se reencuentran en una aparentemente amistosa merienda. En su charla se traslucirá la reproducción de conceptos, ideas, frases y costumbres. Esta repetición terminará conformando la identidad del sujeto.
Este hombre es un ciudadano común, fiel estereotipo del proletario ideal, quien reproduce su rutina laboral hasta la muerte. El sujeto atado a las leyes, normas y valores establecidos, bailando al compás del discurso social.
El ciclo termina y vuelve a empezar una y otra vez marcado por la rutina y la reproducción constante de un discurso que, lejos de ayudarlos a avanzar, los mantiene girando en un mismo lugar, como engranajes de una gran maquinaria.
Lo único que podría hacer fallar el perfecto funcionamiento de esta máquina sería la toma de conciencia, la visibilización de la existencia de un poder supremo. Pero esto significaría un peligro inminente y el titiritero cuenta con diversos mecanismos para controlar y neutralizar las posibles fallas del sistema.
- Autoría:
- Francisco Pote Nicolau
- Actúan:
- Facundo Adamo, Federico Bramati, Jazmín Cancian
- Intérpretes:
- Juan Camilo Lapargo, Maximiliano Roberti, Gina Said
- Vestuario:
- Campuzzano Tatti
- Iluminación:
- Horacio Chino Novelle
- Máscaras:
- Cristian Cabrera
- Maquillaje:
- Agostina Frischietti
- Realización escenográfica:
- Martin Mercante
- Música original:
- Maximiliano Roberti
- DJ:
- Maximiliano Roberti
- Utilero:
- Jazmín Cancian
- Ilustrador:
- Andres Toledo Margalef
- Asistencia de dirección:
- Jazmín Cancian
- Producción general:
- Jazmín Cancian, Francisco Pote Nicolau
- Coreografía:
- Jazmín Gamalero
- Dirección:
- Francisco Pote Nicolau
Clasificaciones: Danza, Adultos, Teatro, Artes Escénicas
- PATIO DE ACTORES (2017)
- ESPACIO SÍSMICO (2016)