Ese loco de Cervantes

ESE LOCO DE CERVANTES

de Marco Antonio de la Parra

con Gustavo Manzanal

Dirección Roman Caracciolo

En el año que se cumplen 400 años de la desaparición de Miguel de Cervantes Saavedra, 23 de abril de 1616.

Encontramos a Miguel de Cervantes Saavedra en una pobre habitación, en soledad y sin el reconocimiento por el que bregó toda su vida. Es el 23 de abril de 1616, su último día de vida. Asistimos a momentos culminantes vividos antes de esta disputa con la muerte: su rivalidad con Lope de Vega; el alistamiento como soldado que le costará su mano izquierda; la inquietud por dónde será sepultado y qué será de su legado literario; la identificación con su personaje más cercano, que no es Quijote; su defensa ante los "matasanos" que insisten en declararlo loco. Y entre todos estos sucesos, los secretos que comparte con William Shakespeare, muerto el mismo día (pero con distintos calendarios).

"El texto de Marco Antonio de la Parra propone un despliegue de imaginación sobre el cual el Actor y el Director deberán poner límites para moverse con entera libertad. Esta aparente paradoja es lo que hemos tomado como dispositivo dramático para la puesta en escena. Establecimos tres estratos de actuación: el del actor; el actor que muestra a Cervantes y, por momentos, se unen para mostrar a algún personaje creado por Cervantes. Estas zonas de interpretación se van a presentar de manera independiente o imbricadas, según lo requieran las diferentes situaciones y los interlocutores con los que se relaciona nuestro personaje central: Miguel de Cervantes Saavedra. Nada menos. Y la pregunta que nos guía es: ¿cómo habrá sido su último día de vida? Nos queda solo la libertad para afrontarla. Entonces, como límite, nos propusimos un espacio escénico circunscripto, sobre el cual el actor mostrando a Cervantes se preguntará: "¿qué son estos límites?". Sobre estos ejes gira la puesta en escena: imaginación y límites. El problema queda planteado", comenta Román Caracciolo