El Palmeral

SINOPSIS

Un funcionario de una pequeña corte, el historiador y poeta Abdu Hâssan se enamora de un soldado llamado Tahir y son denunciados por Khalid discípulo del poeta y hermano de la esposa del soldado. Leila y Aisha esposas de Hassan y Tahir respectivamente, luchan por sobrevivir en un mundo extremista donde ambas están limitadas por su condición de mujer.Al igual que Abdelhadi un soldado compañero de Khalid y Tahir, que al no serle permitido saber leer y escribir su única posibilidad de ascenso es convertirse en verdugo.

El Palmeral nos invita a cicatrizar para poder continuar.

CONTEXTO HISTÓRICO

A menudo hablar de algo lejano puede remitirnos a algo presente. El Palmeral pretende ser un canto contra los fundamentalismos de toda clase, por ello se sitúa en un período rico en pacífica convivencia entre musulmanes, cristianos y judíos, esa fructífera mezcolanza se ve fragmentada por luchas de poder intestinas. El Al-Ándalus denominación geográfica de España: durante el período de las guerras civiles del siglo XI que culminó en los distintos reinos taifas, se ve debilitado y obligado a convocar a monjes almorávides, guerreros del norte de África corriendo el riesgo de endurecer la leyes.

GÉNESIS DE "El PALMERAL"

El Palmeral forma parte del proyecto cicatrizar impulsado por José Sanchís Sinisterra y el Nuevo Teatro Fronterizo en Madrid, que convocó a autores españoles y también colombianos pidiéndoles escribir sobre las cicatrices de sus pueblos. El texto del autor catalán Albert Tola tiene la particularidad de estar montado simultáneamente en diferentes países y traducido a diferentes idiomas, y llega a Buenos Aires bajo la dirección de Alejandro Giles.

ALGUNAS CRÍTICAS DE LOS MEDIOS

Luis Alberto Saez Autor teatral, narrador

A propósito de EL PALMERAL

(Teatro y pasión, un mismo fuego)

Una sala a oscuras, y plena de expectantes espectadores, bastan para preanunciar el ritual.

De pronto las luces de sala se apagan y las criaturas encapuchadas hacen su entrada, en inquietante fila india. Toman ubicación en la nada misma sugerida por la escenografía escueta y también misteriosa, desde donde nos interpelarán, a veces amable, entrañablemente, a veces con una intensidad que nos atornillará a la butaca de manera inapelable.

En El Palmeral se entrecruzan historias donde el deseo y los mandatos libran un duelo a muerte, a unos siglos y otros tantos miles de kilómetros de la butaca a la que nos aferramos para que la catarata de energía que despliegan estos ángeles de barro, sabiamente orientados por la mano experta y sensible de Alejandro Giles, no nos arrase y arrastre, quien sabe a qué oscuros abismos.

La época-marco de la historia nos remite aproximadamente al siglo Xll en el territorio bautizado Al-Ándalus por el invasor moro, dominador a sangre y fuego de nuestra futura Madre Patria española. Y el cruce entre estas culturas, que en siete siglos de dominación nunca llegaron a configurar forma alguna de conciliación más o menos estable, opera como marco referencial para que las pasiones se desaten y entrecrucen, sabiamente articuladas por la dramaturgia urdida por Giles, a partir de los siete brillantes monólogos del autor catalán Albert Tola que conforman el texto original.

En la puesta de este increíble hecho teatral conviven soberbias actuaciones de Daniel Begino, Daniel Grosso, Pepa Luna, Floriana Foschino, Junior Pisanu y Pablo Arambarri, con una ambientación atrapante y poética, a partir de elementos mínimos, donde el recurso diegético del marco sonoro operado por los mismos protagonistas no hace sino operar otro elemento sorprendente y cautivante.

Acertadísimas, y ciertamente audaces también, la elección de las telas entrecruzadas, la composición casi pictórica del color y la luz, y la también osada elección del proscenio como centro principal de la acción, siempre cambiante y sostenida por un ritmo arrollador, sin jamás saturar.

Porque si algo tiene de meritorio esta versión de El Palmeral, es su capacidad de atrapar y conmover, del principio al fin.

En síntesis, se trata de otra muestra del increíble momento que atraviesa el teatro independiente porteño, al que la pandemia, más que herirlo de muerte, parece haberlo dotado de más desbordante energía y lucidez.

Hugo Paredero |Periodista | La siesta con Paredero, AM 750

El Palmeral es una obra escrita para un proyecto llamado Cicatrizar: palabra que alivia y duele, porque podemos hacer que una herida se cure completamente hasta que cierre bien, pero la cicatriz, la constancia de que allí hubo una herida quedará para siempre. De semejante dualidad se nutrieron el dramaturgo Albert Tola y el director Alejandro Giles para llevarnos al siglo XI y las guerras civiles del Al-Andalus. Un poeta y un soldado, casados, ambos, se enamoran. Pagarán semejante osadía con la peor herida. Por suerte está el buen teatro para cicatrizar. Cautivante espectáculo.

Mariano Dossena | Director

Hermoso espectáculo, disfruté mucho de las actuaciones y el texto, la palabra poética maravillosamente encarnada por los actores, bella y sugerente puesta en escena, gran trabajo de todo el equipo. ¡Felicitaciones!

Miguel Diani | Autor, Presidente de Argentores.

Excelente puesta en escena donde Alejandro Giles supo amalgamar siete textos del autor catalán Albert Tola y construir una dramaturgia donde sobrevuela el espíritu de Lorca. Si a eso le sumamos la presencia de la actriz española Pepa Luna y una resolución escénica color terracota e inteligentemente desprovista de todo, como esos personajes que plantea el autor, estamos frente a un espectáculo que te lleva a vivenciar una época tan lejana como cercana. Los actores recorren, con grandes actuaciones, ese mundo opresivo donde la poesía es protagonista y donde cada uno de ellos fue llevado de la mano de Giles a mostrarnos que nada ha cambiado. La sociedad sigue señalando, condenado y discriminado hoy, al igual que hace 1000 años. Enorme espectáculo. GRACIAS

Helena Tritek | Directora

Sorprendente trabajo en equipo.

Laura Córdoba | Dramaturga

Si el teatro es aquello que ocurre en la mente de quien está en la tertulia, el Palmeral, tanto por su dramaturgia como por la construcción de dirección y actores, eleva esa condición al máximo.

Es un evento que invita a quien asiste a construir. Exquisita Pepa Luna en su canto.

Susana García | Productora, Directora

Una obra diferente, ubicada en el desierto con una escenografía excelente y una iluminación que genera la aridez y a la vez la intimidad requerida del espacio. Grandes actuaciones e impecable dirección completan este espectáculo.

Susana Maceira Quintero | Escritora

Excelente obra tema muy interesante sobre los reinos de taifas en la España del siglo XII y XIII excelente dirección de la obra y los actores y actrices Buenísimos/as.

Cecilia Chiarandini | Actriz

Un espectáculo maravilloso, que cuenta de una manera muy original y poética, una bella historia de amor. Alejandro Giles dirige magistralmente a un grupo de excelentes actores que, con el poder de la palabra, el canto y la música, logran transmitir la intensidad de una historia atrapante. Para verla más de una vez.

Emma Rivera | Actriz

"El Palmeral" adaptación y dirección de Alejandro Giles, merece ser vista por la calidad de la puesta dentro de su aparente simplicidad y por el vuelo poético en todo lo que la compone: actuaciones, música/sonidos y su mensaje desde el amor contra todo tipo de fundamentalismo.

Rox Boyer | fotógrafa

El palmeral, una obra que atraviesa el deseo, los prejuicios, las religiones, los mandatos y sobre todo el amor.

Mónica Ottino | Autora

La poesía y el teatro son géneros hermanos que buscan la palabra justa y el ritmo que atrae y fascina al lector o al público."El Palmeral" de Albert Tola es un texto poético concebido para una audiencia muda y atenta, cómo fue la del estreno.La puesta, ejemplar es una recreación respetuosa de Alejandro Giles, su escenografía, austera pero envolvente, y con actores incitados por el Director a dar lo mejor de su oficio. Celebro el uso de la percusión para dar la entrada a una atmósfera, para acentuar puntos de vista distintos y mantener la tensión del espectador.