La obra exhibe consecutivamente cuatro versiones de una misma historia -jugando, de este modo, a actualizar constantemente el sentido de la verdad que el espectador tiene de la narración. Giro tras giro, esta verdad será manipulada para construir un retrato siempre inexacto e incompleto de un compositor sin nombre, vagamente inspirado en Karlheinz Stockhausen (1928-2007). La música solitaria de este artista anónimo se dirige exclusivamente al espacio exterior, no a otros seres humanos -que, presuntamente, no la comprenderían. Sin embargo, cuando la vida extraterrestre interrumpa abruptamente la representación como un deus ex machina, sabremos que la compresión de los marcianos también es limitada -que la sensibilidad humana está sola en el universo, que no hay nada más bello que la comunicación (aún en sus límites, en sus distorsiones y en su ausencia de verdades).
- EL FINO ESPACIO ESCÉNICO (2006)